Iuspositivismo: Qué es y cómo funciona en el Derecho

El mundo del derecho es amplio y está lleno de corrientes filosóficas que han contribuido a su formación y desarrollo a lo largo de la historia. Entre estas corrientes, el iuspositivismo ha tenido un papel central, especialmente en el contexto de los sistemas jurídicos modernos y consolidada en distintas partes del mundo. Desde sus orígenes, esta corriente ha planteado una visión particular acerca de qué es el derecho, cómo debe entenderse su función, y cuál es la relación —o falta de ella— entre la ley y la moral.
A diferencia de otras corrientes como el iusnaturalismo, que vincula el derecho con principios morales universales, el iuspositivismo sostiene que las leyes son solo creaciones humanas, válidas por su propia existencia y estructura formal. Esta perspectiva ha permitido a los sistemas jurídicos establecer reglas claras y objetivas, que puedan ser aplicadas sin depender de juicios morales subjetivos. En esta exploración, abordaremos en detalle qué es el iuspositivismo, cómo funciona en el derecho, cuáles son sus principios fundamentales y cuáles son sus implicaciones en la práctica jurídica.
Este enfoque ha sido defendido y desarrollado por destacados pensadores del derecho a lo largo de los siglos, quienes han intentado delimitar con precisión qué es el iuspositivismo y cómo se diferencia de otras visiones jurídicas. Además, entender su funcionamiento resulta fundamental para comprender cómo se establecen, interpretan y aplican las leyes en diversas sociedades modernas. A continuación, nos adentraremos en los aspectos centrales del iuspositivismo, sus fundamentos teóricos y sus aplicaciones prácticas, para ofrecer una visión completa y accesible acerca de esta corriente que ha moldeado la forma en que entendemos el derecho hoy en día.
¿Qué es el iuspositivismo y cuál es su historia?
Para comprender qué es el iuspositivismo, primero es importante situarlo en su contexto histórico y filosófico. La palabra 'positivismo' proviene de la idea de que el derecho debe ser estudiado a partir de hechos concretos y verificables, en contraste con teorías que buscan fundamentar el derecho en principios morales o naturales. En términos generales, el iuspositivismo sostiene que las leyes son normas creadas, promulgadas y reconocidas por las autoridades legítimas, sin necesidad de fundamentarse en valores éticos superiores.
El iuspositivismo se desarrolló notablemente en el siglo XIX, en un momento en que la sociedad y los sistemas políticos estaban en plena transformación. Filósofos como Jeremy Bentham y, posteriormente, Hans Kelsen, se destacaron por su enfoque en la estructura formal del derecho, enfatizando la importancia de la autoridad y la legitimidad del orden jurídico. Bentham, considerado uno de los pioneros de esta corriente, proponía que el derecho debía analizarse en función de las reglas creadas por las instituciones, sin respeto por principios morales externos, y que la validez de una ley dependía de haber sido formulada conforme a ciertos procedimientos establecidos.
Por otro lado, Hans Kelsen fue uno de los teóricos más influyentes en la consolidación del iuspositivismo como corriente académica. Su obra central, la Teoría Pura del Derecho, propone que el derecho es una jerarquía de normas, donde la validez de cada una se basa en la norma superior y, en última instancia, en una norma fundamental. La historia del iuspositivismo refleja una constante búsqueda por delimitar las fronteras entre el derecho y la moral, y establecer un método objetivo para su estudio y aplicación. De esta forma, el que es el iuspositivismo no solo se entiende como una corriente filosófica, sino también como una práctica jurídica que busca la certeza y formalidad en la regulación social.
El impacto de esta corriente en el derecho contemporáneo es profundo, pues permite que los sistemas jurídicos funcionen con reglas claras y predecibles, fomentando la seguridad jurídica y el control institucional. Sin embargo, también ha sido objeto de críticas, sobre todo por su aparente desvinculación de consideraciones éticas y sociales que, en otras corrientes, se consideran esenciales para la justicia. En definitiva, el iuspositivismo representa una visión estructurada y formal del derecho, que ha logrado consolidarse como uno de los pilares de la teoría jurídica moderna.
Principales principios y fundamentos del iuspositivismo

El que es el iuspositivismo implica entender una serie de principios fundamentales que orientan su concepción del derecho. En primer lugar, su enfoque en la separación entre derecho y moral es quizás el aspecto más característico. Desde esta perspectiva, una ley puede ser válida incluso si resulta inmoral o injusta, siempre y cuando haya sido creada conforme a los procedimientos establecidos por las autoridades competentes. Esta distinción ha sido vital para entender cómo funcionan las instituciones jurídicas y qué criterio se utiliza para validar las normas jurídicas.
El segundo principio rector del iuspositivismo es la autoridad. Para esta corriente, la legitimidad del derecho emana de la fuente formal o del proceso por el cual la norma fue creada y promulgada, independientemente de su contenido moral. La obediencia a la ley, en este marco, no está sujeta a una evaluación ética, sino a la aceptación social y al reconocimiento de la autoridad que la promulga. Esto ayuda a garantizar la estabilidad y la coherencia del orden jurídico, ya que las leyes se consideran inviolables en tanto cumplan con los requisitos formales y procedimentales establecidos.
Asimismo, en el iuspositivismo se destaca el concepto de la norma jurídica como un mandato dictado por una autoridad legítima. La ley, en este enfoque, es vista como un conjunto de reglas que ordenan comportamientos, y no como un reflejo de principios morales superiores. La estructura del derecho se organiza en jerarquías, donde las normas inferiores derivan su validez de la norma superior, en una cadena lógica que puede ser analizada formalmente. Esta visión jerárquica permite que los sistemas jurídicos funcionen de manera predecible, estableciendo un orden claro que regula las relaciones sociales y promueve la seguridad jurídica.
Finalmente, otro fundamento importante del iuspositivismo es su énfasis en la norma como objeto de estudio. Desde esta perspectiva, el derecho es un conjunto de reglas que pueden ser estudiadas de manera objetiva, sin necesidad de recurrir a valores abstractos o principios filosóficos. La tarea del jurista, entonces, consiste en interpretar y aplicar esas normas en función de su enunciado formal, dejando de lado las consideraciones morales que puedan rodear su contenido. Esta postura ha facilitado la creación de códigos y leyes detallados que regulan diferentes aspectos de la vida social, económica y política, en un intento por reducir la incertidumbre y aumentar la eficiencia del sistema legal.
Cómo funciona en la práctica jurídica el iuspositivismo
El que es el iuspositivismo no queda solo en el ámbito teórico, sino que tiene una influencia concreta y cotidiana en la práctica jurídica. En un sistema basado en esta corriente, las leyes deben interpretarse y aplicarse en función de su texto, su jerarquía y los procedimientos establecidos para su creación y modificación. La función del juez, en este contexto, es más vinculada a la aplicación estricta de la ley que a la búsqueda de la justicia en un sentido moral o ético. En la práctica, esto significa que las decisiones judiciales se basan en el análisis formal del ordenamiento jurídico y en la valoración de la validez de las normas.
Este enfoque también influye en la forma en que se redactan las leyes y en cómo se estructuran los sistemas normativos. En las legislaciones modernas, los códigos y leyes están diseñados para ser claros y precisos, de manera que puedan ser interpretados de forma subjetiva. La formalidad en la creación y promulgación de las leyes garantiza que estas tengan una validez aceptada por todos los actores sociales, facilitando así su cumplimiento y la resolución de conflictos mediante la interpretación de las normas establecidas.
Otra forma en que funciona en la práctica el iuspositivismo es en el control de constitucionalidad y en la estructura de los tribunales. La revisión de la constitucionalidad de las leyes respeta la jerarquía normativa, y la validez de una norma se determina por su conformidad con la Constitución y las leyes superiores. Este sistema permite que las leyes sean derogadas o modificadas si no cumplen con los procedimientos formales, independientemente de si su contenido resulta justo o injusto. El que es el iuspositivismo en esta dimensión implica un ordenamiento jurídico cuya legitimidad se radica en la estructura formal, lo que garantiza la estabilidad institucional y la previsibilidad en la aplicación del derecho.
Por último, en la filosofía jurídica práctica, el iuspositivismo ha incentivado la profesionalización del jurista, que debe dominar la técnica de la interpretación formal y el conocimiento de los procedimientos legales. La certeza en la aplicación de las normas y la objetividad en la resolución de los casos son valores clave en esta corriente, que valora la creación de un sistema legal que funcione de manera coherente, predecible y eficiente. La práctica cotidiana del derecho en un sistema positivista se centra en hacer cumplir las leyes tal como fueron creadas, dejando en segundo plano consideraciones morales o éticas relacionadas con el contenido sustantivo de esas leyes.
La crítica al iuspositivismo y sus limitaciones

Aunque el que es el iuspositivismo ha sido fundamental para la organización moderna del derecho, también ha enfrentado diversas críticas a lo largo del tiempo. Una de las principales apunta a su aparente desconexión con la justicia social y los valores éticos, ya que, en muchos casos, las leyes pueden ser injustas o inmorales, pero seguir siendo válidas dentro del orden iuspositivista. Esto ha generado debates sobre si un sistema jurídico basado solo en la formalidad puede garantizar verdaderamente la justicia o si, por el contrario, puede abrir la puerta a abusos y desigualdades.
Otra limitación importante radica en su concepción de la ley como un mandato de autoridad, sin tener en cuenta las circunstancias sociales o los cambios culturales. La rigidez formal puede dificultar la adaptación del sistema jurídico a nuevas realidades, generando, en ciertos casos, una desconexión entre el derecho y la realidad social que busca regular. Además, en algunos países, la excesiva dependencia del iuspositivismo ha llevado a situaciones donde las leyes se cumplen de forma mecánica, sin una comprensión profunda de sus efectos en la justicia y en la vida cotidiana de las personas.
Por último, las críticas también se dirigen al aspecto metodológico del iuspositivismo en cuanto a su enfoque en la estructura formal del derecho. Algunos autores consideran que esta perspectiva simplifica demasiado el proceso de interpretación, dejando de lado la dimensión valorativa y ética que también forma parte del fenómeno jurídico. La atención exclusiva a la validez formal puede omitir aspectos sustantivos que, en la práctica, son fundamentales para un funcionamiento justo y equitativo del sistema jurídico.
A pesar de estas críticas, el que es el iuspositivismo sigue siendo una de las corrientes más influyentes en la teoría del derecho, debido a su capacidad para proporcionar un marco ordenado y sistemático para la creación y aplicación de las normas jurídicas. La discusión sobre sus limitaciones ha permitido también que surjan otras perspectivas que complementan o confrontan su visión, enriqueciendo así el debate filosófico y práctico del derecho.
Conclusión
El iuspositivismo, en definitiva, representa una visión del derecho centrada en la estructura formal, la autoridad legítima y la separación entre el derecho y la moral. Su enfoque en la creación de normas a partir de procedimientos claros y su énfasis en la validez formal han facilitado la construcción de sistemas jurídicos estables, previsibles y eficientes. Gracias a ello, ha impulsado un modelo legal en el que el cumplimiento de la ley no está condicionado por valores subjetivos, sino por reglas objetivas que garantizan un orden social basado en la seguridad jurídica.
A lo largo de su historia, el que es el iuspositivismo ha sido protagonista de debates filosóficos y jurídicos, enfrentando críticas que lo cuestionan por su falta de vinculación con la justicia social y los principios éticos. Sin embargo, su influencia en la estructuración del derecho moderno y en la práctica judicial es innegable, permitiendo que los sistemas legales funcionen con coherencia y previsibilidad. La clave de su éxito radica en ofrecer un marco técnico y ordenado que busca limitar la discrecionalidad y promover la estabilidad institucional.
Por último, es importante reconocer que el iuspositivismo no debe ser visto como una corriente aislada o absoluta, sino como uno de los enfoques posibles dentro de la filosofía jurídica. Su estudio y comprensión son imprescindibles para entender los fundamentos del derecho contemporáneo y para apreciar los debates que aún persisten acerca del papel de la moral, la justicia y la autoridad en la estructuración jurídica. Solo con un análisis crítico y equilibrado, podemos comprender en profundidad cómo funciona en la práctica y qué aportaciones y limitaciones presenta en nuestro día a día.
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